jueves, 12 de agosto de 2010

La chapuza: mentira práctica

Vacaciones ganadas o tal vez perdidas. Contemplaba el mar azul convertido en espuma. Una y otra vez las olas se lanzan contra  las rocas arañando inútilmente las piedras del muro. El pintor guarecido en la ensenada trabaja sus obras  blancas.y azules.

El muro tiene siglos de edad, veintiocho siglos posiblemente. Lo construyeron los fenicios, gentes del mar y del comercio.Sus sillares resisten el embate del mar. Pasa el tiempo y ellos siguen ahí recordando a su gente.
Aquellos que trabajaron a conciencia.

 El trabajo bien hecho es una expresión de verdad. Se puede decir que conocemos a las personas por su trabajo porque en sus obras, en sus acciones se refleja lo que hemos dejado de nosotros mismos. Inteligencia y decisión, constancia, orden, búsqueda de medios, pactos de colaboración.

Es probable que ninguno de nosotros nos dediquemos a  la construcción de muros. Quizá somos empresarios autónomos, o funcionarios municipales, o maestros o limpiadores, o enfermeros o mujeres amas de casa, tal vez funcionarios de prisiones o mineros. Ya se que quedan muchas profesiones por citar. En todos los trabajos quién lo realiza  piensa, decide, busca colaboración. Y va construyendo el edificio de su empresa, o el modo de resolver asuntos con diligencia y orden. Trabajar es construir, edificar alguna clase de edificio físico o moral. Lo contrario al trabajo es la chapuza, el castillo en la arena que se deshace. Leonardo Polo, insigne filósofo español,madrileño, dice que la chapuza es una mentira práctica. Lo contrario de lo que he escrito en el párrafo anterior acerca del trabajo.

La acción humana es consistente, sólida. Puede ser un servicio útil, una mejora social, una buena gestión del dinero. El trabajo puede ofrecer a los demás lo mejor de nosotros mismos. Podemos ser como los fenicios constructores de una sociedad más humana, mas familiar, más ahorradora. Una sociedad solidaria y emprendedora. Una sociedad de hombres y mujeres construyendo bienestar para todos.

Lurdes Álvarez de Mon