sábado, 6 de febrero de 2010


Aquí en Holanda me siento a gusto. Es una experiencia sencilla y al mismo tiempo intensa. Me acuesto con luz del sol y me levanto amaneciendo. Aquí las sombras son auténticas realidades que forman parte de paisaje y de la vida. Lo digo porque forman figuras solidas y definidas y por supuesto cambiantes. Los contornos de las cosas son por contraste difusos, tal vez porque los árboles tienen muchas hojas que transparentan la luz, tal vez porque la relación del hombre con la naturaleza se ha forjado estrechamente, poniendo y quitando, arrancando y suturando. Al final la naturaleza y el hombre se acaban llevando bien. El resultado de esa unión a veces agresiva, es un modo de vivir alegre.

1 comentario:

Josechu dijo...

Hola Lurdes,

Me alegro de que hayas encontrado en Holanda un lugar con otra felicidad y otras luces.

Yo estuve hace unos años en Amsterdam y otras ciudades holandesas.

Pásalo bien por aquellos lares!