Desde que tengo uso de razón he oído que las cosas van mal por falta de dinero. El problema puede ser variado. Que falta luz, que los horarios son inadecuados, que algunos profesores explican mal, que las clases teóricas son prácticas, que las prácticas son teóricas, que los niveles son muy altos, o muy bajos o demasiados desiguales o demasiado homogéneos. Que las chicas aprenden antes, que los profesores no pueden con los alumnos, que éstos les faltan al respeto, que los padres no saben si comprender a sus hijos o denunciar a los profesores, o darles clases de como tienen que dar las clases. Mientras cambian los sistemas y el lio se estructura en sistema educativo comprensivo donde lo diferente es igual aunque parezca distinto. Para que se cumpla el objetivo se liman las aristas en las aulas. El profesor diseña diversidades y adapta programas a las diferentes capacidades, intereses y particularidades. El profesor sabe que enseña pero dificilmente sabe lo que enseña. Abrumado por informes y resultados anteriores a la actividad camina por los pasillos esperando que termine la clase antes de empezar. ¿Es cuestión de dinero?
A pesar de esto me gusta la enseñanza y lucho para que mis alumnos aprendan. Esto es lo que me importa. Lo único que me importa. Muchos compañeros piensan lo mismo, aunque el ruido, como siempre, es más fuerte, que el esfuerzo en silencio.
1 comentario:
Muy buen comienzo. Ya te he hecho un enlace en mi blog. ¡Enhorabuena!
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